Descubre nuestro hotel
Nuestra masía cerca de Alicante ha sido restaurada preservando su carácter original, conservando la estructura primitiva de vigas de madera, manteniendo su sabor de antaño, pero sin renunciar a las comodidades y servicios de un confortable hotel,
La masía está rodeada de maravillosos parajes naturales.
Con buena calefacción en invierno, acogedores salones, amplios jardines, una piscina amplia de 6 x 12 metros. Hemos diseñado cada espacio, cada rincón de la casa rural para disfrutar del descanso, de la tranquilidad, del tiempo de silencio, de la luz y de la naturaleza de Biar.
Antigua masía del año 1970
Sobre nosotros
Isabel y Roberto os recibimos en un espacioso y alegre zaguán desde el qué se puede acceder al restaurante, a los jardines, a los salones o a las habitaciones. Ocho de ellas se encuentran en las plantas superiores y la novena en edificación independiente.
En recepción te facilitamos información detallada sobre todo lo que se puede ver y hacer por los alrededores: visitas culturales, gastronómicas, productos de la tierra, senderismo, equitación y otros deportes que se pueden practicar en plena naturaleza.
Nuestra historia
Comenzamos nuestra andadura hace ya 20 años.
Roberto es de origen veneciano y yo madrileña. A finales de 1999 decidimos abandonar Madrid, mi ciudad natal, y nuestros trabajos de empresa para optar por la vida en el campo en la provincia alicantina.
A muy pocos kilómetros de Biar, en un lugar lleno de encanto, mi familia paterna poseía una antigua masía que llevaba muchos años cerrada. La edificación, con más de 230 años de antigüedad, requería, para empezar, una importante obra de restauración. En tiempos pasados había sido antigua casa de labor centrada principalmente en la elaboración de vino. Cuando la visitamos, la bodega todavía albergaba las antiguas barricas y el olor a vino emanaba de ellas. Junto a la bodega estaba el antiguo lagar; más allá la cuadra y la cocina con horno de leña. Fuera, estaban los corrales, la era; en la segunda planta el antiguo granero.
Decidí comprar la masía a una tía mía que la había heredado. A principios del año 2000 nos instalamos en Biar, con nuestro primer hijo que entonces tenía tan solo 3 meses. Tres años más tarde nacería aquí nuestra segunda hija.
El proyecto arquitectónico de restauración de la edificación y remodelación para su uso como hotel fue realizado por mi padre, el arquitecto José Joaquín Aracil Bellod (Chimo). Iba y venía desde Madrid para vigilar la evolución de la obra y dar pautas. Roberto y yo, nos encargamos personalmente de la contratación de materiales de obra, de los transportes, de la jardinería. Además llevamos a cabo toda la labor de decoración de la casa, recuperando y restaurando antiguos muebles. Pintamos paredes, lijamos puertas. Seleccionamos telas cálidas para las estancias interiores. Escogimos pigmentos naturales para los muros, y barro o madera de pino para los suelos.
El resultado obtenido fue una edificación restaurada de forma cuidadosa, que preservaba al máximo su carácter original, conservando la estructura primitiva de sus vigas de madera, sus viejas tejas, sus muros de piedra vista pero que no renunciaba a algo primordial: ofrecer al cliente las comodidades y servicios de un confortable hotel en plena naturaleza, nada convencional.
En agosto de 2001 abrimos al público las puertas del hotel rural Mas Fontanelles con un evento de más de 200 personas y desde entonces la actividad se fue consolidando a paso lento y seguro.
A lo largo de todos estos años, hemos seguido realizando mejoras en las instalaciones del hotel con objeto de ofrecer cada día una mejor atención a nuestros clientes. Hemos escuchado y tenido en cuenta las opiniones y sugerencias de los huéspedes.
Habilitamos nuevos salones; más tarde inauguramos la piscina. Fuimos ajardinando poco a poco todos los espacios exteriores. Recientemente creamos una terraza de verano.
Aunque no procedíamos del mundo culinario, Roberto y yo nos dedicamos desde el primer momento a elaborar con esmero y cariño recetas caseras, originales, con productos frescos del mercado, que han sido apreciadas por nuestros clientes.
También hemos ido ampliando las actividades y los servicios ofrecidos con masajes, tratamientos de estética, cenas temáticas, retiros, talleres, etc.
En resumen, hemos procurado crear, a lo largo de estos años, un lugar acogedor y cálido para aislarse o para reunirse, para disfrutar, para dedicarse tiempo a uno mismo, para descansar y relajarse, para reflexionar, para recuperar energía.
Habitaciones
La primera y la segunda planta dan paso a las ocho habitaciones dobles del edificio principal del hotel, todas amplias, soleadas y diferentes. Han sido decoradas con muebles antiguos restaurados y telas de colores cálidos. Todas disponen de cuarto de baño propio.
Seis de ellas son abuhardilladas, una tiene terraza propia, otras dos tienen balcón y un divertido altillo con una cama adicional. Casi todas ellas tienen vigas de madera vistas.
Las estancias ofrecen magníficas vistas que permiten disfrutar del jardín, del verdor del gran pinar de la Sierra Fontanella que rodea la masía o del vasto y dulce valle de Benejama poblado de olivos, almendros y pinos, donde la puesta de sol es espectacular. Cuando los almendros florecen, el valle se cubre de colores blancos y rosas.
La habitación doble que se encuentra en una edificación independiente, está separada del edificio principal por un jardín interior desde el que se accede a dicha estancia. Es la más amplia de todas las habitaciones y cuenta con una buhardilla de madera con barandilla a la que se accede por una escalerita de pino. En ella se encuentra una cama supletoria estilo futón.
Interiores
Después de un largo día de excursión, nada como sentarse a descansar en el pequeño y acogedor salón de la primera planta del hotel o en el amplio y cálido salón del segundo piso. Allí se puede leer, consultar libros de la biblioteca o simplemente sentarse en un sillón a mirar el jardín a través del gran ventanal.
En invierno, el antiguo lagar de la casa, convertido ahora en un espacioso salón de estar de techos altos, es una de las estancias de la casa más solicitadas por su agradable chimenea. Situado en la planta baja, es un lugar idóneo para charlar, tomar una copa, leer o divertirse con los juegos de mesa que están a disposición de los huéspedes.
En verano, del grosor de sus muros de piedra, se desprende un agradable frescor.
El viajero puede optar también por instalarse en la terraza/solarium del hotel y disfrutar de las vistas del pinar de la sierra Fontanella mientras escucha caer el agua de la fuente de manantial, que se encuentra junto a la finca.
Jardín y piscina
Hay un patio jardín recogido, dentro de los muros de la edificación de vegetación frondosa y salpicado de rosales con mesas y divanes de hierro forjado para sentarse a leer, tomar un refrigerio, disfrutar de una cena o celebrar un cóctel.
Atravesando un antiguo portalón de carruajes, se accede al gran jardín donde se encuentra una acogedora terraza con mesas cubierta con toldo vela, a las zonas de la piscina, de la mesa de ping pong, de la cama elástica. Se trata de un amplio jardín de 7.500 m2: la sombra de sus pinos y cipreses centenarios ofrece un lugar agradable para el descanso y la relajación.
En un lugar expuesto al sol para asegurar la mejor temperatura del agua durante todo el día, se encuentra la piscina de 6 x 12 metros, rodeada de amplias sombrillas y de tumbonas. Al lado, se encuentra un bosquecillo de pinos para el que quiera permanecer a la sombra. Es muy agradable zambullirse en la piscina y recrearse con el verdor de los pinares que la rodean.